De la educación a distancia al aprendizaje en entornos virtuales

Hay autores como García Aretio que ubican el origen de la educación a distancia en el siglo XIX, mientras otros autores lo llevan cien años atrás. En cualquiera de los casos, se habla de una modalidad en la que la institución educativa envía materiales por correspondencia; el alumno los estudia, realiza las actividades que se le instruyen, esencialmente en solitario, y envía los productos resultantes para evaluación; el docente los evalúa y retroalimenta, junto con nuevos materiales educativos si el desempeño del alumno lo amerita.

La creación del ciberespacio a finales del siglo XX ha tenido un impacto particularmente significativo en la educación a distancia por una razón muy simple: se constituye en un atajo que reduce los tiempos de entrega de días a segundos; con ello se reducen de manera considerable los tiempos de envío de materiales, productos y retroalimentaciones y la velocidad de los procesos se incrementa notablemente. Consecuentemente, los actores educativos a distancia se han mudado al ciberespacio para aprovechar su enorme velocidad y confiabilidad en la transmisión de información.

Los resultados de esta transformación de la educación a distancia los podemos ver hoy en día: se dispone todo el material educativo e informativo en un sistema gestor del aprendizaje, junto con una guía de aprendizaje, y se provee un espacio para la entrega de productos y el envío de la retroalimentación correspondiente. Adicionalmente, la tecnología permite la provisión de algunos espacios novedosos para la atención de dudas y para la discusión colectiva; los primeros son usados con cierta frecuencia de manera voluntaria por los estudiantes, en tanto que los segundos son de uso generalmente obligatorio y se transforman en espacios para que los estudiantes se presenten unos a otros, intercambien sus productos y se feliciten por los resultados obtenidos.

Podemos decir entonces que la tecnología ha sido apropiada por los actores educativos para hacer más eficientes los mismos procesos que ocurrían en la educación a distancia de finales del siglo XIX y principios del XX. Ahora la comunicación es más rápida y los contenidos son multimedia, pero los procesos siguen siendo los mismos porque, a final de cuentas, la tecnología se percibe como un elemento secundario; lo realmente importante siguen siendo la pedagogía y la labor docente.

Sin embargo, mientras nos ufanamos de nuestros logros y nos presentamos como innovadores ante los actores de la educación presencial —que han hecho también lo suyo: apropiarse de las tecnologías para hacer más eficientes los mismos procesos que ejecutaban antes— se alcanza a ver a la distancia la formación de una nueva ola de innovación. Una que fue anunciada tiempo atrás por autores como Lev Vygotsky e Iván Illich, quienes enfatizaron la importancia de las interacciones entre estudiantes por sobre las interacciones docente-alumno, así como de sacar a la educación de las instituciones educativas y situarla en los entornos familiares, labores, sociales y culturales en que transcurre nuestra vida. La cresta visible de esta ola han sido Internet y la Web, que ofrecen maneras sumamente flexibles de generar, alojar, organizar y acceder a colecciones nunca vistas de información y conocimiento. Pero lo que la empuja y la hace cada vez más grande son las características del ciberespacio, que no solamente nos permite comunicarnos y alojar y acceder a información a gran velocidad, sino también nos permite representar y manipular esta información de formas que antes difícilmente ocurrían fuera de nuestros cerebros, como señala George Siemens.

El ciberespacio no es una simple extensión del mundo físico en que hemos vivido. Se parece más a una nueva dimensión, mediante la cual se rompen las barreras de la distancia, del tiempo y la cognición; una tercera dimensión para Flatland. El cambio en el entorno es tan radical que los procesos cuidadosamente construidos y preservados en las instituciones educativas dejan de tener sentido y se están reconstruyendo, pero ahora bajo un nuevo paradigma: la pedagogía es secundaria, lo importante es el aprovechamiento del entorno informático y cognitivo para interactuar, procesar información, construir conocimiento y aprender de manera colaborativa.

Créditos

La imagen del encabezado ha sido tomada de Flatland: The Movie.

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