El sábado pasado fue el cumpleaños número cuarenta de un buen amigo de la familia, que organizó una fiesta y nos invitó a ella. Desafortunadamente, fue un día lluvioso. El agua se colaba por donde podía, alcanzaba a llegar al piso y lo hacía muy resbaloso. Nuestro amigo no dejó pasar la oportunidad de resbalarse y de lastimarse el hombro contra el suelo. Como le dolía mucho, acabamos en él área de urgencias de un hospital ubicado a una cuadra de donde tenía lugar la fiesta.
El médico encargado del área consideró necesario sacar un par de radiografías del hombro de nuestro amigo, en una de las cuales había indicios de lo que parecía ser una fractura. Como el médico no se sentía seguro de emitir un diagnóstico, decidió sacarle una foto a la placa con su celular y enviársela por Whatsapp a un colega y amigo suyo que vive en la Ciudad de México y se especializa en traumatología.
—Es jefe de la unidad de traumatología de un hospital en la Ciudad de México— nos dijo.
Me mostró la fotografía, que se veía idéntica a la placa sobre la superficie iluminada que se utiliza para leerla, y en pocos minutos obtuvo la respuesta de su amigo: fractura de la parte superior del húmero. El médico nos recomendó entonces que lleváramos a nuestro amigo al ISSSTE (es profesor de escuela pública) para que comenzara su tratamiento y le dieran su incapacidad laboral.
Todo esto que cuento se llevó un par de horas. Nuestro amigo tenía mucho dolor en el brazo y llegó a desesperarse por la lentitud con la que era atendido. Lo mismo sucedió con algunos de sus familiares, que se quejaron del mal servicio recibido y llegaron a dudar de la capacidad del médico responsable del área.
—En una área de urgencias debe haber un médico capaz de hacer un diagnóstico y tomar una decisión rápidamente. Éste no sabe nada y lo que hizo fue tomarle una foto con su celular a la placa y enviársela a un amigo para que la interpretara. No teníamos ni por qué pagar por tan mal servicio— comentó un familiar de nuestro amigo.
Ciertamente, el servicio había sido lento, pero yo estaba gratamente impresionado por el uso que había hecho el médico de las tecnologías de información y comunicación (TIC) para obtener la interpretación de la radiografía del hombro de nuestro amigo por un experto traumatólogo ubicado geográficamente a más de cuatrocientos kilómetros de distancia.
Me parece que esta anécdota ejemplifica la diferencia entre dos estilos de formación y de apreciación del desempeño de profesionales: uno que hace énfasis en la adquisición de conocimientos disciplinares —el médico de urgencias debe saber diagnosticar y atender cualquier problema de salud que tengan sus pacientes— y otro que hace énfasis en la capacidad de resolver problemas sacando ventaja de la digitalización del entorno de vida —el médico de urgencias debe saber hacer uso de las TIC para resolver sus problemas, lo cual incluye obtener un diagnóstico del problema de su paciente por un especialista cuando no se sienta seguro de poder hacerlo bien él mismo.
Estamos más acostumbrados al primer estilo, pero a la larga es el segundo el que rendirá los mejores frutos, en un entorno propicio para compartir información con rápidez y precisión, cooperar y colaborar.
Créditos
La imagen del encabezado ha sido tomada de Radiopaedia.