Como he comentado en una nota anterior, asistí a la conferencia anual de la European Association for International Education (EAIE 2015) en Glasgow. Tras escuchar algunos conferencistas —notablemente, la Baronesa Helena Kennedy, quien nos ha brindado una conferencia muy inspiradora sobre la importancia de la educación para atender los problemas mundiales, especialmente los relacionados con las profundas desigualdades en la calidad de vida entre la población y los conflictos producto de la intolerancia entre distintas culturas— me surge la pregunta sobre las razones detrás de la internacionalización.
Para el individuo ¿qué beneficios significa la internacionalización? La experiencia de otras culturas es enriquecedora en muchos aspectos, entre ellos encontrar que existen muchas maneras de ver y hacer las mismas cosas, desde las más simples (como lavar los trastes) hasta las más complejas (como relacionarse con otros seres humanos). Ello permite, en particular, observar el contexto y la cultura —local, regional, nacional— desde otras perspectivas e identificar mejor similitudes y diferencias entre conacionales y con ciudadanos de otros países.
¿Qué ventajas ofrece la internacionalización a las instituciones educativas? Para las instituciones de países en desarrollo, como el nuestro, la internacionalización tiene dos caras: la de estrechar vínculos culturales y de colaboración con instituciones hermanas —latinoamericanas, en nuestro caso— y la de elevar la calidad de la oferta educativa, al dar a nuestros estudiantes las oportunidades de la experiencia intercultural y de acceder a contextos educativos de primer mundo. Para las instituciones de países desarrollados, con poblaciones mayoritariamente adultas, la internacionalización significa principalmente el acceso a mercados jóvenes en América Latina, África y Asia, ya sea a través de recibir estudiantes en sus instalaciones nacionales como de abrir sucursales o franquicias en estas regiones.
¿Qué ofrece la internacionalización a los países? Para los países, la internacionalización significa la formación de una población con visión y competitividad mundiales, indispensables para sobrevivir en una economía globalizada. Adicionalmente, para los países desarrollados, significa la oportunidad de acceder a poblaciones jóvenes, de seleccionar y formar jóvenes talentosos para atender las necesidades de personal en sus sectores productivo y de servicios.
Se puede decir entonces que la internacionalización es un juego de ganar-ganar, pero solamente en la medida en que predominen las actitudes y condiciones de colaboración entre individuos, instituciones y países. En caso contrario, se tornará en una batalla más por acceder a mejores condiciones de vida, a más clientes y a recursos naturales baratos, en este caso humanos.
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