Según Miguel Reyes, el coordinador del estudio Observatorio del salario en la Universidad Iberoamericana de Puebla,
El salario mínimo en México debe ser de 8,000 pesos mensuales para cubrir las necesidades básicas de las familia” (http://notisensor.net/nota.php?n=005199)
Desde esa perspectiva, un profesor asociado “C” de tiempo completo de la Universidad de Guadalajara —con licenciatura, maestría, doctorado, experiencia laboral en el extranjero y nombramiento de investigador nacional— está ganando el equivalente a ¡un salario mínimo deseable! Sobre esa base se calcula su pensión y ese es el dinero que recibirá cuando deje de ser útil como trabajador universitario.
Claro, tenemos los estímulos al desempeño y la beca del SNI, que integrados al sueldo base nos permiten acumular la cantidad de ¡cuatro salarios mínimos deseables! ¿Qué más se puede pedir? Si ese es el valor que la sociedad mexicana da a nuestro trabajo, no queda más que resignarnos al primero y disfrutar el segundo.
Con un poco de buena suerte y un año de estos se publica la convocatoria de homologación y nuestro sueldo como profesor titular “C” de tiempo completo (la categoría máxima en la UDG) será un salario mínimo deseable más alto que el actual. Si además le echamos ganas y publicamos artículos en revistas internacionales de prestigio, dirigimos proyectos y tesis de posgrado y coordinamos grupos de investigación con éxito, entonces el CONACYT nos va a dar un salario mínimo deseable más de beca. Quizás un poquito más. ¿Qué más se puede pedir?
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